28 ene 2009

Surf Camp



El domingo 25 de enero, se cumplían exactamente 2 semanas desde mi llegada a Sydney, en estás dos semanas, la vida diaria, aunque novedosa no pedemos negar que es más rutinaria que los fines de semana.
Durante mi estancia aquí he vivido dos fin de semanas bastante diferentes pero igual de entretenidos ambos. El primero de ellos fue el Surf Camp y el segundo ha sido más hogareño pero para nada peor que el primero.
Comenzaré con el primero de los dos, el Surf Camp, que es algo así como campamento de Surf, el tema comienza como el viernes a las 6 p.m. cuando un autobús, que en España no pasaría ningún control, ni revisión, ni nada parecido, te recoge en el centro de Sydney. Te recibe un tío como de uno noventa que claramente tiene pinta de Surfero, y que se pasa los primeros 15 minutos de viaje haciendo chistes australianos sobre los bien que lo vamos a pasar haciendo Surf y de fiesta. Una vez en el autobús te das cuenta de que uno de las principales diferencias con los autobuses españoles es que el cartel ese de “prohibido comer y beber en el interior” no existe, y no es que la gente tenga unas cervezas y algo para comer en la mochila, es que el surfero jefe en la primera parada nos dice que vayamos a cenar, nos para delante de un Mcdonalds y el colega en cuestión regresa al autobús con cervezas y vino blanco para todos.
En esto si que estamos más avanzados los españoles, y es que lo de que beban vino blanco de este que viene en una caja de 5 litros esta pelin desfasado, porque lo mejor de todo es que sacan la bolsa esa que hay dentro de la caja y se pasan entre ellos esa especie de odre plateado del siglo XXI. Por supuesto todo el mundo se comió su cena en el autobús, con la consiguiente acumulación de basura, pero bueno supongo que eso va en el espíritu surfero.
Tras 4 horas de viaje llegas a una especie de rancho vallado, en el que el conductor mete el mencionado bus por un camino de tierra a la misma velocidad a la que iba por la autovía, y tras 5 minutillos por caminos inmundos, llegamos a una especie de camping, y digo especie porque no hay tiendas de campaña, sino unas casitas mu monas. La casa principal del complejo, hace las veces de comedor, sala de fiestas, bar… mientras que el resto están llenas de literas donde nos vamos acomodando, antes de ir un ratillo a la casa principal donde hay música para que nos vayamos conociendo. Cuando cada uno veía oportuno se iba a dormir ya que el día siguiente se preveía largo.
A las 7 a.m del sábado unos de los surferos tipo (rubio, moreno de piel, con el bañador caído nos enseñando la hucha) nos despierta, para dirigirnos al desayuno, muy australiano, que hay preparado en la casita principal. Cada uno tiene que lavar el plato y los cubiertos que use.
Una vez desayunados, nos dirigimos a una especie de nave donde nos hacen entrega de un traje de neopreno, y nos reparten en 3 grupos, tantos como “autobuses”. Para los habilidosos que se hayan dado cuenta de que autobuses está entrecomillado es porque, cualquier parecido con los autobuses conocidos en España es pura casualidad. Probablemente los usaron antes para el transporte de canguros y animales salvajes, pero como les encanta el reciclaje, pues me parece correcto que ahora nos metan ahí, aunque unos minutos más tarde y viendo cómo y por donde conduce el colega ves más que lógico el estado del vehículo y te asombras de la capacidad de aguante de los coches australianos.
La expedición de mi grupo, estaba compuesta por el “chustabus” y un Toyota 4x4 con el techo repleto de tablas como vehículos, por 3 señores surferos, Joel (el del micrófono del día anterior), Scott, y Jarrah (el surfero profesional),por el señor que conduce el 4x4 y por 20 simpáticos alumnos entre los que me encuentro yo con otros compañeros de la escuela y con un grupo de suecas, que además de ser el gentilicio de los habitantes femeninos de Suecia, podéis buscarlo en el diccionario, también es “grupo de rubias, de buen ver, que babean por el surfero profesional y que acabar “durmiendo” en la cabaña de algún instructor de surf”
Tras la primera sesión de Surf mañanera, nos llevan a uno de los muchos lugares que los australianos tienen destinados a hacer sus famosas barbacoas. Allí aprendemos a hacer el típico sándwich Australiano (os enseñare a la vuelta), tras la comida y una nueva sesión de Surf, recibimos unas clasecillas de historia y geografía de la zona, muy interesantes en las que descubrimos que en una de las playas en las que hemos Surfeado, se produjo uno de los mayores rescates de ballenas de la historia de Australia.
Ya de vuelta en el campamento, duchaditos y arregladitos, había preparada una “cena-fiesta-espectáculo”, en la cena había una especie de sangría, receta especial del Surfer Pro, que bueno, en otras palabras el tipo estará muy bueno y hará muy bien Surf pero mejor que no se acerque a la cocina de nuevo.
Luego unos jueguecillos australianos que consistian por ejemplo en meterse un surfero y una alumna en el mismo neopreno, bastante desagradable de ver pero bueno, que le vamos a hacer, humor aussie.
Como el día anterior cada uno decide cuando es el mejor momento para ir a dormir, o para bañarse en la piscina a las 4 de la mañana, porque al día siguiente teníamos otro duro día de Surf. El domingo la clase teórica consistió en aprender el proceso de formación de las olas y los riesgos y normas del Surf, la verdad es que los colegas serán unos vividores pero se lo toman en serio.
Por si alguien lo quiere buscar en el Google Maps el sitio donde fuimos al Surf Camp se llama Seal Rocks . La verdad es que la experiencia del Surf estuvo bastante bien, es muy divertido y quiero volver a probar, ya sabéis que a mi cuando me da la fiebre por un deporte (veáse el esquí) … aunque con un neopreno que me llegue a los tobillos porque tengo las rodillas destrozadas.

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